Sutra de los minerales.

En nuestra vida cotidiana no solemos prestarles suficiente atención a los minerales que ingerimos en la comida y en lo que bebemos, pero ya que andas en los menesteres de pasearte por este humilde blog, he de aprovechar para contarte algo respecto a ellos, básicamente a los más importantes, a ver si logramos reinvindicar a estos pobres nutrientes anónimos.

Checa este brevísimo sutra mineral.

Los minerales son necesarios para la reconstrucción estructural de todos los tejidos corporales, además de que participan en la contracción muscular, las reacciones nerviosas y la coagulación de la sangre, entre otros importantes procesos. Estos nutrimentos, que deben ser suministrados en la dieta, se dividen en dos clases: los que necesitamos en mayor cantidad: los macroelementos, tales como calcio, fósforo, magnesio, sodio, hierro, yodo y potasio; y microelementos, de los que sólo necesitamos muy pequeñas cantidades, como cobre, cobalto, manganeso, flúor y zinc.

El calcio es el primero de los macroelementos y es necesario para el desarrollo de los huesos y para conservar su rigidez. También participa en la formación de las células, así como en la regulación de la excitabilidad nerviosa y en la contracción muscular. Un 90% del calcio se almacena en los huesos, donde puede ser reabsorbido por la sangre y los tejidos. La leche y sus derivados son la principal fuente de calcio.

El fósforo, también presente en muchos alimentos y sobre todo en la leche, pescado y cereales, se combina con el calcio en los huesos y los dientes. Desempeña un papel importante en el metabolismo de energía en las células, afectando a los carbohidratos, lípidos y proteínas.

El magnesio, presente en la mayoría de los alimentos, particularmente en los cereales y verduras de hoja verde, es esencial para el metabolismo humano y muy importante para mantener el potencial eléctrico de las células nerviosas y musculares. La deficiencia de magnesio entre los grupos que padecen malnutrición, en especial los alcohólicos, produce temblores y convulsiones.

El sodio está presente en pequeñas cantidades en la mayoría de los productos naturales y abunda en las comidas preparadas y en los alimentos salados. Interviene en la retención de agua en el cuerpo y las funciones nerviosas. El exceso de sal en la dieta contribuye a elevar la tensión arterial.

El hierro es necesario para la formación de la hemoglobina, pigmento de los glóbulos rojos de la sangre responsables de transportar el oxígeno. Sin embargo, este mineral no es absorbido con facilidad por el sistema digestivo. En los hombres se encuentra en cantidades suficientes, pero las mujeres en edad menstrual, que necesitan casi dos veces más cantidad de hierro debido a la pérdida que se produce en la menstruación, suelen tener deficiencias y deben tomar hierro fácil de asimilar.

El yodo es imprescindible para la síntesis de las hormonas de la glándula tiroides. Su deficiencia produce bocio, que es una inflamación de esta glándula en la parte inferior del cuello. La ingestión insuficiente de yodo durante el embarazo puede causar deficiencia mental en los niños. Se calcula que más de 150 millones de personas en el mundo padecen enfermedades ocasionadas por la insuficiencia de yodo. Actualmente la sal de mesa está enriquecida con este mineral.

Los microelementos son otras sustancias inorgánicas que aparecen en el cuerpo en diminutas cantidades, pero que son esenciales para gozar de buena salud. Se sabe poco de su funcionamiento, y casi todo lo que se conoce de ellos se refiere a la forma en que su ausencia, sobre todo en animales, afecta a la salud. Los microelementos aparecen en cantidades suficientes en casi todos los alimentos.

Entre los microelementos más importantes se encuentra el cobre, presente en muchas enzimas y en proteínas de la sangre, el cerebro y el hígado. La insuficiencia de cobre está asociada a la imposibilidad de utilizar el hierro para la formación de la hemoglobina. El zinc también es importante para la formación de enzimas; se cree que la insuficiencia de zinc impide el crecimiento normal y, en casos extremos, produce enanismo. Se ha descubierto que el flúor, que se deposita sobre todo en los huesos y los dientes, es un elemento necesario para el crecimiento en animales. Los fluoruros, una clase de compuestos del flúor, son importantes para evitar la desmineralización de los huesos. La fluorización del agua ha demostrado ser una medida efectiva para evitar el deterioro de la dentadura, reduciéndolo hasta casi un 40%. Entre los demás microelementos podemos citar el cromo, el molibdeno y el selenio.

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