Sutra del vaso medio lleno.

Hoy en una visita forzada, mi oculista me enfrentó sin reparos a la verdad de una sórdida realidad incómoda: que las cosas no son como yo las veo, me dijo. Una vez hecha esta sentencia, se dio, con la mejor de las intenciones, a la tarea de calibrar un juego de gafas nuevas para ayudarme a ver las cosas como suele verlas todo el mundo.

Sin embargo la noticia no me era novedad en lo absoluto, pues yo sabía, a partir de mi perspectiva astígmata y por demás miope, que efectivamente las cosas distan mucho de ser como yo las veo: prácticamente, las situaciones oscuras las veo claras, y las que son claras las veo más claras todavía. Es algo así como un muy peculiar daltonismo. Considero que en este mundo vertiginoso y tremendamente ambiguo, la vida nos da la oportunidad de experimentar, ver y sentir lo que vivimos a partir de alguna de dos maneras distintas: desde una buena o desde otra que no es tan buena.

En este universo dentro del que hemos nacido y dentro del que nos desarrollamos y, aunque no queramos, nos morimos, existe una realidad física que es independiente a nosotros; una de la que, como Descartes diría, no tenemos nunca una completa percepción, dado que nuestros sentidos son limitados. A esto, aunémosle que la información que recibimos de nuestro oído, gusto, vista, olfato y anexos, la interpretamos desde nuestra muy sólida subjetividad: nuestras emociones, expectativas, experiencias previas y un tremendamente prolongado etcétera.

¿…cuánto es que puede prolongarse un etcétera?

Así que no hay manera de contar con que lo que percibimos sea exactamente lo que es; siempre existirá la posibilidad de que nuestra visión de las cosas esté sesgada, poco o muy tergiversada por lo que sentimos en el momento en que percibimos. Así, queda que las emociones son muy importantes para el modo en que entendemos al mundo.

Las cosas las vemos más hermosas cuando esperamos que la vida sea hermosa, cuando creemos que lo que viene tras dar la vuelta a la esquina es de un apetecible color de rosa. Las cosas las vemos terribles cuando esperamos que la vida se nos muestre aversiva, cuando consideramos que el karma no ha hecho más que darnos un gancho al hígado tras otro. Y en uno u otro caso, las cosas que no son ni bellas ni feas por sí mismas, quedan como algo bueno o malo para lo que a nosotros concierne, según lo que esperamos que sean.

De esta forma los problemas a veces parecen insalvables, y a veces muy sencillos de superar, aunque siempre sean igualmente simples o complejos; las personas a veces nos parecen agradables y en otras de intolerable actitud, aunque se porten con nosotros de la misma forma en cada ocasión. Es decir, según lo que esperamos de la vida, ésta se nos presenta totalmente favorable o contundentemente complicada, según la novela que nos escribimos sobre ella cada día.

Y entonces, si la realidad es una y lo que percibimos de ella es algo bien distinto que deviene de nuestras emociones, entonces el que disfrutemos de nuestras experiencias depende tan sólo del modo en que nos la permitimos ver; del modo en que elegimos ver. No es un secreto el hecho de que cuando mejor nos sentimos con la vida es cuando creemos, convencidos, en que el universo conspira secretamente a nuestro favor.

Tampoco es un secreto el que cuando mejor nos sentimos con la vida es cuando mejor actitud tenemos hacia las situaciones, menos nos bloqueamos para encontrar soluciones y más provecho le sacamos a los imprevistos contra los que el Tao nos enfrenta. Cuando mejor nos sentimos con la vida es cuando mejor nos va con ella.

De nuevo: la vida no es buena ni mala per se, tampoco bella o fea; la vida simplemente es. Tampoco tiene un sentido intrínseco: nuestra vida no tiene sentido, por eso a lo largo del camino debemos darle un sentido que nos signifique algo valioso, y eso la vuelve bella u horrible, buena o mala según este sentido, el que elegimos darle.

Con esto, si nuestra vida es lo que queremos que sea, y a partir de eso se porta mal o bien con nosotros, entonces ¿porque no cachondear con ella y verla de la mejor manera? Si hemos de ser nosotros quienes le demos un sentido, ¿por qué no darle de entre todos el mejor de los sentidos?

Dile a la vida que se ve hermosa y despampanante como nunca, y ella reaccionará de la mejor manera para contigo. Hay que seducirla, para que nos trate como reyes.

Bien, se que esperando lo peor, uno se vacuna contra el fracaso. Uno piensa: “al cabo ya me imaginaba que no iba a funcionar” o “para que me aplico si al cabo es muy complicado”. Pues bien, la vacuna sólo es parcialmente efectiva contra el fracaso y estupenda para alejar al éxito de nosotros, y en el ínterin, lo que nos obligamos a sentir no es otra cosa que el fracaso por anticipado.

Los hombres y las mujeres que llevan su vida de forma heroica no temen fallar y le apuestan a conseguir lo que quieren, porque por cada error que cometen se apuntan a la cuenta otros diez aciertos. De nuevo, es cuestión de perspectiva.

En teoría, si no hacemos un equipo con la vida, cachondeamos con ella, la seducimos y le guiñamos el ojo de cuando en cuando, confiando en que efectivamente el universo conspira permanentemente a nuestro favor, vamos a morirnos mucho tiempo antes de que llegue al corazón nuestro último latido. En la práctica, cada vida es diferente y se somete a las decisiones con la que le vamos dando forma; si elegimos vivir desconfiando, entonces tal vez hagamos cayito frente al hábito de ser infelices.

A todo podemos habituarnos y llegar a creer que se trata de un estado natural del ser.

Pero por lo que a mi respecta, mi oculista terminó en breve de poner entre mis manos un par de gafas nuevas, simétricas, mundanas y por demás realistas. Como sea, servirán bien para ver de lejos y reconocer a la gente por algo más que su manera de moverse, me ayudarán para ver el menú en la marquesina que jamás alcanzo a leer y otras tantas cosas mundanas; pero acerca de mi personal manera de ver la vida, de eso, definitivamente no hay gafas ni médico que me curen.

2 comentarios:

ninocrono dijo...

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Totalmente de acuerdo!!! todo depende como vea uno las cosas y como decida interpretar la realidad!!!! Lo dificil es lograr que aquellos que han decidio interpretar la vida de la pero forma, mostrarles que hay otras fromas de tomarse los hechos y eventos.

Algunas veces pienso que sería tna facil que se pudiera abrir la mente de la gente, darle una a tres vueltecitas con una cuchara, cerrarla y listo. Así tal vez la gente sufriría menso y se tomaría las cosas de tal forma que "lo oscuro lo vea claro y lo claro lo vea aun más claro" Jejejejeje.

Pero esto es eso, una utopia!!! Y que seurte si no los estudiosos de la mente tal vez no tendrían trabajo!!!

ninocrono dijo...

buhh que chafa, se movieron las exisitas y ya no salio lo que quería..... ¬_¬