Breve sutra de mi Celular.

Déjame hablarte de mi celular. El teléfono que yo traigo desde hace unos meses, es un modelo de los primeros que salieron este año (ergo, ya está tristemente descontinuado); viene en color negro y naranja metálico, casi cobre, y tiene unos sonidos increíbles que yo le busqué específicamente para cuando me marquen las personas que me interesan. Tiene unas imágenes súper características de mí, mega góticas y súper creativas. Cuando llega un mensaje, dice con su femenina voz electrónica el nombre de quien me lo envió; cuando me marcan aparece la foto de quien me esta llamando y cuando lo dejo quieto, pone en su pantalla un avatar mío, igual de rapado, musculoso y cool. En otras palabras, mi teléfono celular tiene tanto de mí, que cualquiera que lo viera, podría adivinar que yo soy su dueño.


Si, no necesitas decir nada; tengo problemas.

Como muchas personas, caí en la fiebre de la personalización. Personalizamos nuestros celulares para que expresen como somos, que nos gusta y lo atractivos o cool que podemos resultar para los demás; personalizamos nuestros autos, nuestras LapTops, nuestros blogs; en última instancia, buscamos que nuestra ropa sea de diseñador, adquirimos artículos de edición limitada que nadie tenga, salvo nosotros. Queremos ser identificados de entre los demás, que se note lo especiales que somos… y todo ese rollo que los mercadólogos han manejado desde siempre, mucho mejor de lo que yo podría jamás hacerlo.

“Para ti que eres único, te ofrecemos algo tan especial como tú” Suena muy bien; tremendamente tentador; aunque se trate de un simple slogan genérico, yo si lo compraba.

Me sorprende la energía y el tiempo que invierto en hacer de mi celular, y acaso otras de mis pertenencias, algo así como mi carta de presentación. Expresan a viva voz lo que soy: tienen la música que me caracteriza, las imágenes, los colores. Ha llegado el momento en que, si me permites hablar un poco a la ligera, expresan lo que soy mejor de lo que yo mismo lo hago. Mis cosas son más yo… que yo.

¿Qué le da personalidad a quién? o ¿Quién le da personalidad a qué?

Para todos, mujeres u hombres, es importante definir lo que somos; adquirir una identidad: ¿Quién soy?, ¿A quién me parezco?, ¿Para qué soy bueno?, ¿Qué hay de atractivo en mí?, ¿Qué cosas y situaciones prefiero? Y luego, ya medianamente resuelto esto, pasamos a ponerlo frente a los demás, mostrarlo a los otros para que tanta definición adquiera un sentido. Ni hablar, somos animales sociales que van por el mundo conociendo y dándose a conocer. Así vamos construyendo nuestro yo; es decir, vamos definiendo lo que somos.

Lo que la mercadotecnia mediática sostiene, es que no necesitas convertirte en lo que deseas ser, basta, solamente, en que aparentes serlo. Parecer es ser, y sólo teniendo, puedes parecerte; para tener hay que consumir, y sólo consumiendo serás más lo que deseaste ser. Así, lo que tenemos muestra lo que somos, por eso tratamos de tener en las mejores condiciones lo más nuevo, lo envidiable, lo más que refleje con mayor exactitud lo que deseamos ser y que nos distinga de los demás.

Nadie tiene un celular como el mío, porque nadie hay que sea como yo soy.

En el reino de las apariencias, a la casa de los cerditos se la derriba con el primer soplido. Somos en tanto tengamos eso que nos permite serlo, en eso invertimos energía, tiempo y esfuerzo; tanto, de repente, que jamás volteamos para trabajar en ser realmente lo que hasta ahora sólo hemos aparentado, no somos sólidos. Si yo perdiera mi celular, ¿de que otra manera podría expresar lo deportivo que soy?, si perdiera mi auto, ¿de que forma te haría ver que soy alguien tan interesante?

Se trata de monjes que se hacen tales por sólo llevar un hábito.

Desnudos somos innecesariamente simples. Culturalmente hemos perdido la facilidad de convertirnos en lo que deseemos ser, de expresar nuestros atributos por nosotros mismos. Necesitamos muletas; y mi celular, pese a ser chiquito y súper fashion, no es otra cosa que una muleta. Y la muleta no sirve únicamente para conectarnos con los demás, y mostrarles a sus ojos lo geniales que somos, también funciona para convencerme a mí que soy así de genial.

Las apariencias son tremendamente funcionales; la desventaja es que pueden caerse en fragmentos a la menor provocación. ¿Y si extraviara mi celular?, ¿Y si perdiera mi chamarra? En los tiempos actuales, las cosas no son simplemente cosas, sino parte activa de nosotros, y al perderlas, perdemos un aspecto de nosotros mismos. Al desnudarnos, quedamos tan simples, ordinarios y desarmados…

Vamos desarrollando un tremendo miedo a la delincuencia, a ser robados y perder lo que poseemos, a que con violencia nos arranquen lo que somos.

Confiamos de sobra en que lo que traemos, lo que vestimos o lo que decimos poseer, hablen de nosotros de la forma en que deseamos ser vistos. Por eso, con cada una de las pertenencias que yo perdiera, perdería también algún rasgo de lo que soy y crecería mi inseguridad; mi yo, como la idea que guardo de mí, se fragmentaría; lo mismo que mi yo, como el personaje que deseo exhibir en sociedad.

¿Qué sería de mí sin mi celular?, ¿Quién sería yo?

A través de mi celular personalizado se quién soy y sé qué proyecto a los demás, a través de mis gafas, de mi ropa. La desventaja es que entre más confíe en estos artículos transitorios para conectar conmigo y con los otros, menos independiente seré de ellos y mi yo más pobre y vulnerable. Teóricamente, debería poder bastarme conmigo y mi personalidad para ser y dar a conocer lo que soy, pero las apariencias son tan tremendamente buenas como atajo, que no es fácil culparme por seguirlo intentando.

2 comentarios:

Atorado dijo...

En realidad es la antitesis de la moda, durante mucho tiempo nos vendieron la idea de que era necesario ser uniformes para estar a la moda; sin embargo, ahora es al reves: la personalización es la nueva uniformidad. Y mientras más diferentes seamos, mas parecidos nos volvemos.

ninocrono dijo...

Jajajajaja, Hp entonces deseo por una parte que no pierdas nunca tu celular y por otra parte que lo pierdas y veas que pasa.

Es una bonita forma de hablar acerca de lo que en mi mundo he nombrado (o más bien me ha gustado como se escucha) ¡¡¡Desolación!!!". En mi caso, no se si porque sea demasiado orgulloso o pretencioso para caer ne estas modas, lo que tengo y soy es por que simplemente me gusta y hasta el momento no estoy atado a casi nada, even to my family.

Y digo casi nada, por que en mi caso , la musica que he juntado, sé que si llegara a perderla pues la vuelvo a conseguir, en todo caso me doleria un poco por que es m´ñusica de toda mi vida. Sin embargo por experiencias de la vida, este año estuve unos meses lejos de ella y no paso nada. Jajajajaja

¿Sera entonces que efecticamente me tengo a mi yo donde debe de estar y no lo tengo regado entre la gente y cosas que me rodean? Coulud It be possible?

Pero sabes, aunque tengas tu celular super fashion, una chamarra, un auto o lo que sea, creo que, tu no sufres de lo que se puede llamar "Desgragmenatcion del yo". ¿O me equicovo?

Je ^_^