Sutra de la nutrición.

Nuestra especie es omnívora, tomamos productos de origen vegetal, animal y mineral porque, además de tener piezas dentales especializadas para ello, disponemos de un intestino sumamente largo y una serie de jugos gástricos capaces de metabolizar gran parte de los nutrientes. Por eso tenemos la posibilidad de seleccionar nuestros propios alimentos, lo que determina los diferentes hábitos alimentarios de todos los hombres y mujeres en el mundo.

Sin embargo, hay que dejar muy claro el que alimentarse no necesariamente es nutrirse.

Podemos definir la nutrición como un conjunto de procesos con los cuales incorporamos, modificamos o eliminamos sustancias que proceden del exterior de nuestro cuerpo. Mediante la nutrición obtenemos los materiales para reparar o construir nuevos tejidos, y para generar la energía que nos es fundamental para pensar, movernos y mantenernos con vida.

La nutrición no podría lograrse si no nos alimentamos, porque alimentarse es proporcionar a nuestro cuerpo una serie de productos nutritivos que, contenidos dentro de los alimentos, son necesarios para mantenernos con vida.

Cotidianamente, nos alimentamos para calmar el hambre y el apetito, para proporcionar a nuestro organismo de los nutrimentos indispensables, para recuperar la salud perdida, para levantarnos el ánimo o procurarnos placer, pues en nuestra cultura la comida está firmemente asociada a las celebraciones, a las demostraciones de cariño y hasta a las reuniones de trabajo, lo cual influye mucho en cómo establecemos nuestros hábitos alimentarios.

¿Por qué comemos? La mayor parte de las veces, comemos porque tenemos hambre y buscamos eliminar esa sensación. A veces comemos porque nos sentimos tristes, aún cuando no tengamos apetito, mientras que en otras, comemos mientras convivimos con otras personas. Nuestra nutrición depende más de la forma en la que nos alimentamos y de los alimentos que elegimos, y menos de las cantidades de comida que ingerimos.

Calidad contra cantidad. Una persona que se alimenta en demasía, ingiere grandes cantidades de comida, probablemente porque el comer le causa placer o porque relaciona de algún modo el alimentarse con sentirse apreciado. Independientemente de la razón que le lleve al exceso en su conducta, su cuerpo sufrirá de una sobrecarga alimentaria que le causará sobrepeso, sus órganos vitales trabajarán a marchas forzadas y experimentará, muy probablemente, un riesgo en la salud. Haberse alimentado mucho, no garantizó que su cuerpo recibiera los nutrientes necesarios para mantener su bienestar.

Muchas personas comen de más sin necesitarlo. Para evitarlo, podemos seguir algunos consejos útiles cuando surja la ansiedad por la comida:

Come 5 comidas sanas al día: para evitar los atracones lo mejor es un buen desayuno por la mañana, a medio día ingerir un pequeño refrigerio que puede ser una fruta o yogurt, después, por la tarde una comida balanceada, a media tarde nuevamente fruta o verduras ralladas, como zanahoria, jícama o pepinos y por la noche una cena ligera.

Crea tus normas: si tienes antojo de algún alimento que no entre dentro de tu plan alimenticio para ese día, ponte reglas que nivelen lo que te quieres comer, por ejemplo; “sólo comeré un chocolate después de caminar media hora”.

Ten siempre a la mano fruta: es sana y fácil de transportar, además de contar con fibra natural que ayuda a sentir saciedad y elimina los excesos de grasa del cuerpo, además de ser un excelente laxante.

Pide ayuda: si la tentación es demasiada, trata de distraer tu atención de la comida, piensa en otras cosas, y busca apoyarte en otras personas, comenta con tus amigos o con los demás miembros de la familia que te ayuden a evitar la comida “chatarra” e insísteles en no comer alimentos altos en grasa frente a ti.

Focaliza tus objetivos: si lo que quieres es bajar de peso o mantenerlo, necesitas estar completamente convencido de que no quieres ingerir alimentos que obstaculicen tus metas. Tenerlas en mente te ayudará a seguir en pie contra las tentaciones.

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