En la historia de la humanidad han existido momentos y lugares en los que el ser humano se ha enfrentado a un entorno hostil infestado de depredadores, elementos naturales y privaciones inabordables; frente a esas circunstancias los humanos han generado las herramientas suficientes para doblegar su entorno, volviendo de lo que era un medio hostil, un entorno al cual pudieron llamar hogar. En este proceso el hombre nómada se estableció en un territorio, el grupo tribal se civilizó y surgió el trabajo como actividad de integración social, el lenguaje con todas sus sofisticaciones y la religión junto con otras fruslerías.
El hombre evoluciona dentro de ambientes hostiles.
Continuando con nuestra semblanza, el ser humano que había llegado a un medio hostil, domina su entorno y le demuestra sin cabida a dudas quien es el que manda, domestica a las fieras, se aísla de los elementos naturales y experimenta privaciones cada vez menos significativas o frecuentes. Desarrolla familias, se lleva bien con sus vecinos, va a trabajar a la cantera sobre el lomo de su gigantesco dinosaurio hasta el momento en que suena el silbato de salida al final del día, y entonces corre a su auto para llegar con él a casa donde le esperan su esposa y un efusivo dinosaurio mascota. Vamos, hasta puede darse el lujo de agarrar su troncomóvil e irse al auto – cinema para ver una película mientras pide una orden de costillas de brontosaurio. Esto, señores, es vida.
Llegado el momento el ser humano deja de necesitar luchar y puede sentarse a descansar a sus anchas, para contemplar su territorio y gozar de lo conquistado. A su alrededor todo termina siendo medido, conocido y susceptible de ser predicho, ya no hay incertidumbre ni miedo a lo desconocido, ya no hay sorpresas desagradables ni incomodidades que le hagan levantarse de su sofá predilecto desde el que mira la TV.
Entonces llega la panza, el cabello empieza a caerse, la osteoporosis llama a la puerta y las conductas adictivas que en su ocio ha cultivado le llevan a ser un guiñapo de mujer o de hombre y a perder todas las habilidades que en su lucha contra los elementos, los depredadores y las privaciones, tan a pulso había conseguido. Paulatinamente, mientras se degrada en su comodidad y se olvida de sí mismo, el entorno en el que habita va a su vez perdiendo la seguridad que otrora le brindara; su hogar se llena de incertidumbres y su medio paulatinamente regresa a ser un entorno hostil. Un día levanta la vista de su televisor y se encuentra con que un dinosaurio está a un tris de convertirlo en una jugosa merienda.
Entonces este ser humano en su entorno nuevamente hostil debe luchar por doblegar otra vez su medio hasta hacer de él un lugar al que pueda llamar de nueva cuenta llamarle hogar; lo consigue, se duerme sobre sus laureles y tras días de mantenerse cobijado en su zona de confort, descubre que los músculos se le desinflaron y el mundo se ha vuelto una cosa difícil otra vez, entonces se levanta, lucha… Y así da vuelta tras vuelta en el ciclo del hombre.
Se diría que el objetivo último del ser humano como especie y como individuo es conquistar esta zona de confort para después regodearse en ella, hasta que no le es posible mantenerse más en el encanto. Se trata de estabilidad: te enfrentas al medio hostil, lo vences y posteriormente te dedicas a vivir de tus rentas. Eso a nivel especie está bien, porque haciendo alusión al tiempo, la humanidad tuvo y tendrá aun mucha, mucha vida; a nivel individual la cosa es más apremiante, porque no hay vida suficiente para salir con facilidad de la estabilidad una vez que te has comprometido a fondo con ella: naces, creces, caes en la cuenta de que no tienes en dónde caerte muerto y empiezas a chambearle desesperadamente: a pulso te consigues aumento tras aumento, escalas el escalafón de la oficina, vas haciéndote de pequeñas cosas, como una pequeña casita, una pequeña membresía de algún club, un pequeño auto, una pequeña familia, y cuando te detienes a contemplar tu alrededor, ves que todo ahí esta bien y te dejas embriagar por la satisfacción de lo que, finalmente, está bien hecho. Entonces concluyes que lo tienes todo y dejas de desear avanzar, te estancas como una carreta atrapada en la brea.
El hombre se estanca dentro de la estabilidad.
Alcanzada la estabilidad, la única condición para mantener lo que con tanto sudor has logrado es, simplemente, seguir haciendo lo mismo que en toda tu vida has hecho, fluctuando mecánicamente de la casa al auto, del auto a la oficina, de la oficina al auto, del auto a la casa, una reunión con amigos de la oficina de cuando en cuando, un compromiso familiar cada tantos fines de semana, las vacaciones indispensables en la playa y la esporádica boda del amigo que, por cierto, una vez casado difícilmente volverás a ver. También él estará luchando por alcanzar su propia estabilidad, la única vacuna contra la incertidumbre.
La estabilidad, si bien es por definición un completo mito, es el nirvana del hombre o la mujer modernos; un planteamiento con el que erradicarás de tu futuro las situaciones imprevistas, o una suerte de inversión a largo plazo que redituará en un existir plano, tranquilo y sin conflictos. Léase bien: 7 palabras atrás dice plano, no pleno. Para alcanzar este estado de gracia, la gente busca afiliarse a sindicatos, lograrse empleos por contrato y de salario fijo en los cuales hacer carrera, asentarse en vecindarios habitados por gente bien y etcétera. Finalmente es un hecho contemporáneo que la estabilidad es un valor social.
Este subproducto del sueño americano, en realidad contradice toda búsqueda por la felicidad, garantizando poco menos que un mero adormecimiento anestésico; algo más parecido a la sala de espera para tus últimos días, que una forma real de disfrutar la vida.
4 comentarios:
Hola Hernan me dio curiosidad ver tu blog en tu msn y decidí visitarlo, solo para encontrarme con la sorpresa de una mente activa y emocionante, gracias por exhibirte como bien dices, me gusta tus temas de interes y la forma de expresarlo, no solo habla de ello, si no que transporta a una plática personal.
Bueno, pues a decir verdad encontre tu blog de manera casual. Me da gusto ver la serenidad con la que abordas algunos de tus temas -no pude leer todos tus posts- Para mi un veinteañero en sus ultimos dias como tal, me aflige un poco que las dudas de los 20´s persistiran en los 30´s -y quien sabe en los 40´s- En fin, te invito a que leas mi blog.
omarporomar.blogspot.com
Saludos
Hola Hernan: Me agrado mucho tu perfil en el Facebook, y pues te mando un saludo, tienes una excelente forma de comunicarme por medio de tu blog. Saludos y que estes muy bien.
Homero-shultzandre@hotmail.com-Mty.n.l.
Hola Hernan: Te felicito por tu blog, tanto por su contenido como por su diseño. Me parece que tus artículos exhortan a la reflexión en torno a temas actuales y de mucha importancia. De este post en particular, me gustaron mucho los últimos 2 párrafos y, esperando no haya ningún inconveniene por tu parte, quiero publicarlos en mi sección de "pequeñas reflexiones", cuyo objetivo es presentar pensamientos interesantes por el lapso de una semana. Puedes ver de qué se trata en nuestro blog Periplos en red, el cual está constituido por los trabajos de estudiantes y profesores universitarios, incluyendo abogados, administradores y, por supuesto, psicólogos. Nuevamente, mis felicitaciones por tu trabajo en la red. Saludos desde Acapulco, Gro.
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