Hace un par de semanas publiqué en mi
muro de facebook una pregunta que llevaba rato dándome vueltas en
la cabeza: ¿qué razones tienes para sentirte orgulloso de ser
mexicano?, y las respuestas que me hicieron llegar fueron muy
predecibles para la época en que vivimos.
El sentirse orgullosos de algún
elemento de la vida, es una elección arbitraria que
establecemos desde nuestro propio encuadre ideológico, la historia
de cuanto hemos vivido o del cómo nos ha ido en la feria, nuestras creencias,
herencias y demás. O sea, lo que nos lleva a sentir
orgullo por algo, es totalmente subjetivo.
Hay quienes opinaron que no puedes
sentirte orgulloso de algo que no te costó. Como en este caso, de ser mexicano. Sin embargo, lo mismo no impide que una persona se sienta orgullosa de ser mujer, o de ser hombre, de ser ¿güerita?, o de su
cabello rizado. ¿Qué me dices de la marcha del orgullo gay? El orgullo es subjetivo y arbitrario, y sobre la práctica, podemos sentirnos
orgullosos u orgullosas de lo que nos venga en gana.
Pero es importante de que nos sintamos orgullosas y orgullosos de algo.
Más a detalle: desde la psicología
social encontramos un interesante concepto, que es el de “Identidad”. La
identidad es la definición tanto general como particular de quién
viene siendo uno. Desde mi identidad, afirmo ser treintañero, hombre, terapeuta, gamer,
geek, y lo que se vaya acumulando. El conjunto de etiquetas que hasta ahora he
elegido para mi, suman en total mi identidad.
Pero no todas esas etiquetas que
conforman mi identidad tienen el mismo peso, no. Algunas me
gustan más que otras, y esos son los aspectos favoritos de mi
identidad. Vamos, que si fuera yo un fanático futbolero del América, no permitiría que nadie, por encima de todo, se metiera con mi equipo; lo
mismo que si tengo la camiseta bien puesta de la empresa en la que
trabajo, o que si yo presumiera de ser “bien
machín”, no dejaría que alguien pusiera en tela de juicio mi
masculinidad.
Pero si soy treintañero, y eso
honestamente no me significara demasiado, entonces podría escuchar
que alguien insulte esa categoría sin sentirme especialmente
aludido.
Del grueso de mi identidad, hay
aspectos que son mis favoritos, y otros de los que podría incluso
prescindir. Esos aspectos que me son favoritos, se traducen funcionalmente como
aquellos de los que me siento orgulloso.
Y por la situación tan precaria que
atraviesa nuestro país, hoy en día son pocas las personas que
tienen a la categoría "ser mexicana o mexicano", como un aspecto favorito de su
identidad. Después de una guerra con el narco, autoridades sin credibilidad, un Ayotzinapa y un Tlatlaya, el nacionalismo hoy está muy pasado de moda; ahora lo que se
aplaude es sentirse avergonzado de ser nacionalista.
El problema es que por cada nueva
persona que siente penita de ser mexicana, nuestro país pierde una
voz para defenderlo. Un par de manos menos con las cuales contar para hacer patria.
Hoy en día sucede que hay personas y
organismos con un proyecto de nación que va, por ejemplo, hacia el
enriquecimiento financiero de algunos a costa de la mayoría, o a la explotación
de otros por el bien de una empresa. El narco quiere conducir a
México hacia una competencia comercial que carece de responsabilidad
social, por decir lo menos; y el sector político y de gobierno tiene solamente
proyectos a corto plazo que ocasiona consecuencias arriesgadas a un plazo mediano o largo para el país.
Y por mientras uno, nada más
mirando mientras la obligación y derecho de construir patria se la
rolamos al de a lado, especialmente porque no nos sentimos involucrados: el ser mexicanos está pasando a segundo término entre los múltiples aspectos de nuestra identidad.
Identidad en parte es identificación y semejanza, pero también cohesión. Un grupo de personas que comparten un mismo rasgo en su identidad, conforman una comunidad, y son las comunidades más sólidas las que construyen un mejor bienestar colectivo. Si ese rasgo compartido al que podríamos llamar "pertenencia" es uno del que los miembros de esa comunidad, además, se sienten orgullosos, entonces tienes una comunidad inquebrantable, difícil de dividir para ser vencida.
Lo que no sucede cuando el rasgo que todos compartimos es una etiqueta social que nos avergüenza: ser mexicanos. ¿Y tu
identificas de qué te sientes orgulloso?
2 comentarios:
De tu texto rescato el siguiente aspecto: de lo que se puede o debe o no estar orgullosos: los esfuerzos, sí, me refiero a los esfuerzos de construcción de esa identidad que mencionas; estos me parecen más validos que estar orgulloso de algo en lo que no se tuvo involucramiento alguno, aunque hay que separar lo que se es y lo que se quiere ser:
Ser mexicano es un accidente o causalidad geográfica; ya con el tiempo y ganas uno creará una adhesión, en los márgenes de la subjetividad, respecto a esa pertenencia grupal.
Por el otro lado, ser humano, mujer, niño, blanco y demás características biológicas inherentes a la ascendencia y a la genética, también tienen una construcción social y una formación conceptual tanto propia como grupal, aunados a su respectivo valor o minusvalía, que habrán o no de generar en uno mismo adhesión o pertenencia; o, por el contrario, rechazo y apartamiento.
En pocas palabras, los esfuerzos de formación y adquisición de características innatas o no, son válidos en tanto haya una intención por hacerlos parte de uno mismo, más allá que sólo llevarse por una corriente inercial; ya sea, como lo ejemplificas, en el caso de la nacionalidad, o en el caso de ser muy "mujer" o muy "güerito".
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