Hombres: El Club

En mi experiencia trabajando en la psicoterapia, muchos problemas emocionales en hombres adultos, se resuelven cuando queda identificado el evento en el que de niños, la sociedad los rompió para que asumieran su rol dentro de la categoría como "hombres". 

Para que el chilpayate identifique que tiene prohibido parecer mujer, seguir siendo un niño o quedar como un perdedor; y a la vez, cumplir el mandato de ser protector, proveedor e procreador, es menester regañarlo cuando no se ha ido a los golpes con otro niño, o incitarlo a socializar mediante el alcohol e iniciarlo sexualmente a que inicie su vida sexual con trabajadoras sexuales, por dar algunos ejemplos.

La herida que inicia al niño en la senda del "hombresito" es más ligera cuando el chavito va para heterosexual, cisgénero y de actitudes varoniles desde el inicio; pero si resulta que la bendición  va para gay, trans o es un niño de manierismos delicados, se le deberá romper su autoconcepto y voluntad, para que asuma "el lugar que le corresponde" en la estructura del género.

En adelante, aprenderá que su suscripción a La Masculinidad demanda un pago de renta constante. Para mantenerse en el Club se debe competir, negarse a toda ayuda, ser exitoso, ser proveedor, autoconvenserse de que su gen vale oro. El pago por La Masculinidad se realiza en especie.

La membresía a La Masculinidad tiene atractivos beneficios, si bien el costo de esa membresía es elevado; y pertenecer al selecto Club, normalmente excluye al miembro (jeje... el miembro) de pertenecer a otras tribus, grupos o clubes. 

En el Club de La Masculinidad donde se valora ir por la vida como el Llanero Solitario y compitiendo 24/7, 365 días del año, es bien visto la lealtad absoluta y que no se involucre el individuo con ninguna otra afiliación. 

En el Club se organizan constantes pasarelas, certámenes donde los hombres desfilan mostrando sus atributos masculinos para ganarse la presea del "Hombre de Verdad", que sostendrá en sus manos lo que dure un suspiro... porque básicamente es un reconocimiento efímero; pero uno puede volver a competir las veces que quiera, y tal vez ganárselo nuevamente, o no.

Los miembros Platino son los más hombres, y ellos andan por la vida montados en la fantasía del "macho alfa", no pertenecen a nada mas que al Club y no se involucran en una relación de pareja, no saben ser buenos amigos ni lo pretenden, e creen entender que las mujeres son material para satisfacer y presumir sus apetencias sexuales. La renta de esta membresía se paga en tensión emocional constante, depresión silenciosa y en no pocas ocasiones, muerte por desesperanza.

Los miembros Oro, en cambio, no ostentan directamente su membresía, se mantienen periféricos a otras afiliaciones, aunque cuidarán de no involucrarse demasiado, no tanto, que no puedan dar pronta respuesta a las llamadas del Club. Están sin estar, y su atención se centra en ser lo suficientemente protectores y proveedores, y en procrear. Son nobles pero estresados Llaneros Solitarios que cargarán sus emociones en silencio y procurarán resolver la vida sin ayuda ni darle molestias a nadie.

Los miembros Bronce, finalmente, no sienten la urgencia de ser protectores, proveedores o procreadores, no les quita el sueño parecer mujeres o niños, o que les vean como perdedores; son mas cool y buena ondita con otros hombres y mujeres, pero entrarán en profundo estrés y ansiedad ante la posibilidad de que sus ligerezas provoquen su expulsión del Club. NO quieren vivir determinados por La Masculinidad, pero no renuncian a la membresía.

El Club de La Masculinidad brinda beneficios, demanda los pagos de la renta y organiza el modo en el que nuestra sociedad funciona adentro y en el exterior de sus muros. La única manera en que cualquiera de sus miembros pueda emanciparse de la membresía que les fue heredada, es reconociendo los costos cotidianos / diarios de su afiliación.

Cuando un hombre concientiza lo caro que le sale pertenecer al Club, hace la elección más obvia: dejar de ser hombre para la evaluación y reconocimiento del público conocedor, y empezar a ser... lo que se le de la gana ser, pero simplemente para él mismo y para las personas a quienes ama.

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