Homosexual vs. gay.

[A publicar en http://anodis.com/nota/10041.asp]

Es muy probable que hayas alguna vez escuchado un chiste, de entre los tantos que se cuentan con desenfado en las fiestas familiares y reuniones de trabajo, que habla de cómo un hijo llega tímidamente con su padre y le dice: “Papa, soy gay”, a lo que el padre responde con una serie de cuestionamientos acerca de si el chamaco en cuestión tiene un departamento en la Condesa, un auto BMW o estudios hechos en alguna universidad de muy elevado prestigio. Ante las sucesivas negativas del hijo, quien estudió en una universidad pública, viaja en metro a dondequiera que va y vive con sus padres en un departamento de interés social, el padre concluye tajantemente que su confundido retoño definitivamente no es gay, sino un homosexual ordinario.

Hasta hace algunos años, ser gay era socialmente visto como una sofisticación de lo homosexual, una moda frívola que trataba de abordar con eufemismos todo lo relacionado con una sexualidad disidente; percepción que aparecía en los chistes, en los medios de comunicación y donde fuera que el tema saliera a flote. Quién se decía gay, entonces, adquiría la obligación de ser tan sofisticado y socialmente exitoso como la misma palabra lo era; y, como en el chiste líneas arriba, si no eras suficientemente “gay”, según el estereotipo, no tenías posibilidad de dejar de ser un simple homosexual.

Hoy, ser gay aún involucra la posibilidad de ser todo lo anterior, pero no exclusivamente. De hecho, sucede que actualmente puedes ser homosexual, pero jamás considerarte gay; ¿qué es ser gay, entonces?

Vamos desde el principio. Un día, no habiendo llegado siquiera a la edad de la pubertad, caes en la cuenta de que sientes más atracción por tus compañeritas que por tus compañeritos de la escuela, o, si eras niño, más por ellos en sus uniformes de educación física que por ellas queriendo jugar contigo a la casita. Paulatinamente te vuelves consciente de que eso no es lo que se acostumbra, ya que creciste al cobijo de unos padres heterosexuales y muy de cerca a personas de comportamiento heterosexual. Llega ese momento y de golpe te cae el veinte: eres diferente.

Vas creciendo y la consciencia de esa diferencia es cada vez más contundente, mientras escuchas a tu madre hablar de cuando tu tengas tus propios hijos, de cuando su hijito encuentre una mujer que le aguarde en casa o, en su caso, cuando su pequeña consiga a un hombre al cuál amar para toda la vida. Te cuentan historias heterosexuales de personajes heterosexuales en situaciones heterosexuales para que aprendas como funciona el mundo: te consigues una pareja de sexo distinto al tuyo, repito: distinto, y haces una familia a la cual vas a mantener o vas a cuidar celosamente desde el seno del hogar; serás el pilar de un nuevo núcleo social y preservarás nuestras tradiciones y nuestros genes. Estarán orgullosos de ti.

¿Y quién no quiere que estén orgullosos de uno?

Pero te gustan los otros niños o las otras niñas que, en definitiva, no tienen un sexo diferente al tuyo, y el tiempo pasa y el conflicto crece, hasta el momento en que tienes que elegir. Tienes dos posibilidades, en una de ellas puedes hacer como que nada sucede; todo esto es transitorio y con el tiempo, más tiempo todavía, se te irá pasando. Aprenderás a no querer tanto, a enamorarte de las unas y no de los otros, o corregirás tus afectos para sentir lo que te han enseñado que es lo correcto sentir. Como nadie tiene que enterarse, guardarás silencio y harás justo lo contrario de lo que sientes que es tu deseo hacer. Y al final, frente a tu conducta heterosexual, tus padres sonreirán por ver en ti lo que siempre pensaron que serías, en tanto que tú reprimes tu frustración ante todo esto que jamás hubieras querido ser y guardas tu homoerotismo dentro de una permanente clandestinidad. Elegiste no ser gay.

La segunda posibilidad te lleva al sentido contrario, es decir, asumes que tus emociones hacia quienes son de tu mismo sexo son claras, es socialmente incómodo, pero así eres, y decides trabajar en reconciliarte con ese homoerotismo. También es un camino difícil, porque ya nadie hay que te diga como funciona el mundo, no hay quién te de consejos o te oriente a lo largo del proceso. De estar solo o sola, empiezas a hacer distancia de quienes te piden una conducta heterosexual y te aproximas a quienes pueden entender la manera en que se manifiestan tus sentimientos; en breve, descubres que no es necesario estar solo.

Habiendo aceptado amar a otros hombres o a otras mujeres, y renunciado a mucho de lo que implica ser heterosexual, encuentras a gente que también ama como tú lo haces, y que puede entregarse a personas de su mismo sexo con idéntica pasión. Te identificas con ellos y adoptas para ti ese estilo de vida gay, donde carece de importancia si eres una mujer que ama a otras mujeres o un hombre que se enamora de otros como él.

Esta posibilidad es, efectivamente, elegir ser gay, si bien jamás elegiste que te gustaran otros hombres u otras mujeres; y a partir de esa elección continúas construyéndote como un ser humano, integralmente, involucrando la importancia de tus afectos en tu proyecto de vida y recibiendo el apoyo de otras personas. Al definirte gay puedes incluir a otros en la estructura de tu vida, quienes elijas, incluidos aquéllos que en otro momento esperaron de ti una forma distinta de amar; sin embargo esa es otra decisión que depende tan sólo de ti.

Nadie puede decirte que elección es la mejor ni cuál te garantiza la felicidad. No hay garantías. Pero lo que es claro, es que decirse gay no es obedecer a una moda o tratar de ser mas sofisticado, ser gay es sentir que formas parte de algo y haber elegido crecer sin negar tus emociones o tu necesidad de amar; un acto de valor del que finalmente, bien puede uno sentirse plenamente orgulloso.

3 comentarios:

Packo dijo...

Mi estimado Hernán:
Sin duda, un intento interesante por diferenciar al hombre homosexual y al hombre gay, aunque me pregunto si no es que en realidad es un intento por reivindicar el concepto gay. Sin bien tu escrito conduce al momento en el que un individuo no sólo reconoce su preferencia homosexual sino que se identifica con otros sujetos que viven, conviven y aceptan plenamente sus gustos sexuales y que ello le permite identificarse dentro de un grupo social, sería importante definir ahora ¿cuales son los valores, características y función social que determinan la conducta de este grupo social? El simple hecho de pertenencia a un grupo social sin importar los valores o conductas que lo rigen me parecería inprudente, inconsciente e inclusive arriesgado. Si lo gay lo determinas por la desición de asumir tu preferencia y la capacidad de vincularte emocionalmente con una persona de tu mismo sexo, me parecería que estarías mutilando al homosexual disidente de la cultura (o subcultura) gay. Sin duda una propuesta interesante pero creo hay que cuidar de no mitificar lo gay para no ser ni el chiste del niño que citas al principio, ni los seres rosados que deshojan margaritas. Creo hoy que el concepto gay es demasiado estrecho para definir a todas las homosexualidades. Recibe un abrazo.
Tu amigo.
Packo

Hernan Paniagua dijo...

Lasartijo!!

Que bueno que te lo preguntes, de la duda deviene el pensamiento y de ahi lo que es realmente existir. Dicen...

De lo que dices tu, lo que reivindico es la congruencia de las personas con sigo mismas , este es solo un ejemplo. Creo que muchos tendemos a no identificar nuestras propias necesidades (como las afectivas) y nos negamos sistematicamente a satisfacerlas por un compromiso mas intenso con el otro que con uno mismo, en el caso del homoerotismo es igual, la gente puede llegar a amputar de si sus emociones en el afan de condecender a la exigencia social.

Ahora que, ¿definir los valores y normas del grupo? Eso es harina de otro post, pero sin duda algo tambien muy interesante, ya que el individuo queda tan restringido por estos nuevos valores que enfrenta en el entorno gay al que ingresa, como restringido estaba en el entorno hetero; es solo un formato diferente de conservadurismo. Ya abundare luego en ello.

En breve, ser gay es decirse serlo, es una onda identitaria. De ahi que si, efectivamente, existan miles de maneras de ser gay, con un comun denominador: el cuestionamiento sexual y de genero, ademas obviamente del sentido de pertenencia. Pero vamos, hay gays bisexuales, gays homosexuales, gays preferentemente heterosexuales pero con un buen de amigos homo y etc... Ahi es donde entra la diversidad. Gay es solo la etiqueta de pertenencia a una subcultura y su discurso social.

Quiza el concepto gay sea muy estrecho, como dices, para definir las sexualidades disidentes, pero creo que es util cuando lo usas para englobar las no - heterosexualidades, para conjugar un discurso multiple en una sola argumentacion; en el entendido de que es necesario un discurso que defina una identidad y rompa con la estigmatizacion de un razgo o la franca aniquilacion del reconocimiento al otro.

¿Y orgullo gay? Fue solo una apostilla para acabar el texto de manera contundente. Creo que no hay razon para sentirse orgulloso de tu forma personal de erotismo, pero si hay un orgullo que deviene de la manera en que afrontas la responsabilidad que tienes contigo, con congruencia y autorespeto.

Anónimo dijo...

Y entonces entandamos por "elección" ¿dentro de un contexto de construcción?
Y sera entonces que como dice Foucault que el deseo, y por tanto la sexualidad ¿es un dispositivo de control?

¿Conoces a Andrew Sullivan? bueno pues este "wey" criticó mucho el fenomeno que sucitó la introducción de la ley de convivencia en la ciudad de Nueva York, sobre todo por el tinte "gay" que se denotó alrededor de esta nueva ley, siendo que no había sido exclusivamente pensada y anlizada para este grupo social-cultural, sino además para otras personas que no presisamente los unía una relación afectivo-sexual de esta índole. Pues Andy S. dice que la influencia que significó la aplicación de esta reforma dentro la ley norteamericana, no obedeció más que a un estudio de mercado valorando el enorme bloque consumista que representaba la sociedad homosexual en ésta ciudad y por tanto en los Estados Unidos por entero, y considerando entre ellos un fuerte crecimiento económico y que vendría inclusive a crear una nueva clase, llamandoles ("tipo así") una nueva burguesía gay. Interesante ¿o no? Imagenemonos los alcances que en política pudieran lograr en un futuro.
No olvidemos que el termino "gay" en nuestro uso de lenguaje se trata de un neologismo y además para el castellano, aunque no de manera formal, un aglisismo. Pero no es la semántica lo que me hace recordarte su reciente aparición, sino que se trata de un movimiento "moderno" para nuestros tiempos, y que por tanto si va acompañado de una serie de significados y sobre todo de sucesos históricos, económicos y culturales en su surgimiento, y para no hacerte el choro más largo me refiero especificamente a la globalización y la aplicación de políticas neoliberalistas en el mundo. ¿Qué coincidencia, o no?
Por algo es, que la mayoría de la sociedad "gay" en la ciudad de México se concentra en la colonia Condesa como bien tu lo haces notar en tu ensayo, y como dicen por ahí: "Dime tu código postal y te dire quien eres..." o algo así se reza, pero sin que nos veamos muy estrictos porsupuesto, pues no es de necesidad propia y espero que tampoco ajena, el andar pegando etiquetas, justamente como acostumbran los gringos, estos que son tan cuantitativos.
En fín, que en mi humilde opinión el moderno concepto del gay u homosexual de nuestra era, no es más que una formula bien aceptada por las mayorías, sobre todo por la derecha, desprendiendose no solo de las "homosexualidades", sino de una enorme diversidad existente.
Saludos Hernán. Atte.: Ru.